lunes, 29 de septiembre de 2008

En la hora normal


Relamo el grano del dolor
en mi razón boca desdentada

ser pájaro es saber de esas cosas
la paz duele y desciende
a pesar de la multitud

hay lámparas que no nacen

pero aún laten mi vigilia
las espera

y a veces quisiera pedir perdón
por este desanudarme de cuerda de guitarra

mis fronteras cuelgan
como a cortinas el viento las desparrama pienso
en una auténtica desaparición

desde la yema de los dedos
mudar en sal o antimateria.

2 comentarios:

  1. Hay lámparas que no nacen: preciosa metáfora.
    Lo destinado a iluminar no da luz y se queda en posibilidad. Mudar de estado quizá sea deseo de plenitud pero también puede ser deseo de morir. Me quedo con lo primero. Y con tu poema, claro.

    Un abrazo.

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