viernes, 3 de mayo de 2013

Defiendo mi jaula



Defiendo mi jaula
porque no me miente:
su límite
no es la llave
sino el miedo
a la nube inagotable
a la pregunta sin confines
del afuera
que sin horror
y sin quejidos
soporta
la belleza
de su desmesura.
Defiendo mi jaula
porque a veces
me abandona
para que la sombra del miedo
se haga sombra de pájaro
o transparencia
absoluta.




Dentro del paisaje de vidrios estallados
a veces se anuncian
tiempos propicios:
Luces con tiempos
que se encienden
y se consumen
para volver a encenderse.
Todo sucede muy rápido
en el mundo innatural.
Pero los insectos y los ciclones
viven a espaldas de la historia
como el corazón dormido de un niño
que ha vuelto a olvidar su corazón
para poder soñar.
Sueña ahora con decir la verdad
sin decirla.
Hay una muerte
quizá una verdad
que no sé
ni hacia dónde mira
ni desde qué recuerdo nos llama.
¿Por qué pulveriza la voz del niño
el vértice de su sol
menos inútil que la vida
o el por qué de sus abismos?

domingo, 9 de diciembre de 2012

Los pájaros no cantan



Los pájaros no cantan
al amanecer
los pájaros disparan
su munición de trinos
contra la transparencia
de mi insomnio

Este insomnio
es falsamente incoloro
falsamente sonriente
falsamente trampa
de los roedores del pasado
que trituran
el verdor del olvido
que germina único
en la huerta arenosa
de mis redenciones

En el trino
que dispara el pájaro
sólo hay presente: ningún error
ninguna culpa

Contra la garganta ciega y lechosa
de su cantar
desfilan mis sueños en huelga y nudos
de debilidad inoxidable.

domingo, 23 de septiembre de 2012



Simplemente van se dejan ir se sueltan
se hunden en el resumidero
se hunden sin hacer burbujas
se hunden y desaparecen
sin cumplir siquiera
el protocolo de quejarse
Pero antes de terminar de hundirse
algunos todavía flotan
sobre las cabezas del resto
y mientras flotan boquean
y mientras boquean
para no boquear por boquear
preguntan
su pregunta última:
“¿acaso no son más inútiles
los que sólo saben
echar a las cloacas
lo que es inútil?”
¡No! Responde el domador
mientras le ajusta un poco más el bozal
a una de sus bestias
¡No! Se apuran a redactar los escribanos
en una gran cláusula de cláusulas
¡No! Responden al unísono
supermercados, inversionistas y terratenientes
¡No! Responde todavía más alto
el orgullo del gerente
cuando el gerente de los gerentes
le elogia su erección de ventas
su erección ejemplo monumental
frente al aplauso enardecido
de toda la feligresía gerente
y la sonrisa mórbida
del capital
y la sonrisa mecánica
de los vendedores
que aplauden también
y con más ahínco
para disimular
su cansancio
el gran cansancio
de machacarse la dignidad
mientras depositan su cuota mensual de ventas
en el paredón del desempleo
y en secreto aguardan la quemazón
de la pólvora
alegre que los deje ir
simplemente ir, para dejarse ir, hundirse
hundirse sin hacer burbujas
hundirse sin preguntar
hundirse y desaparecer
sin dejar de cantar
sin dejar de reír
sin dejar más
que el eco de los que se van
se saben ir
el eco
de la libertad
que se oye apenas
el eco
de lo inútil
que apenas suena
a libertad.

sábado, 28 de abril de 2012



Ojalá no tuviera a nadie a quién rendirle cuentas
de la luz mutilada que se anima en mí
ahora cuando amanece

ojalá fuera verdad la ilusión de no tener nada –ni mínimas imaginadas razones-
que pidan la presencia de otras razones

yo misma manufacturo mis culpas
camisas de fuerza de cuántas costuras que ya no se cuentan
frente a mi despropósito de ser cosa entre las cosas

mi culpa tiene el color del libre albedrío
y en esta mañana se ríe con la desgana de una hiena enjaulada
mientras aguarda frente al comedero
su menú fijo de elecciones

es lamentable, señores...
astillé los puentecitos de juguete que había entre el vacío y mis excusas,
la integridad

rota como el orden de las cosas

¿existe una Sala de Espera
para el estallar de un grito sin causa ni propósito? ¿Un Sistema de Atención
que cure el miedo imperecedero, las ganas de amputárselo del cuerpo?

a contrafondo, es el amor bellísimo el que amenaza
con la exigencia de lo infinito

quisiera la pupila pequeña y dilatada de un punto
que suspenda la necesidad de estar a la altura
de este deseo, su magnitud inobjetable

a intermitencias
el balido de las bocinas
tranquilizan al silencio
de la madrugada inmensa

donde estoy
sólo ese otro que soy de mí
ha demostrado
que quiere burlarse

y puede.

domingo, 15 de enero de 2012


Te veo arrullándome hacia una cerca con púas
la hierba detrás, en pequeñas agujas que deletrean el insomnio del que me han salvado
no las comprendo no
íntimamente.
Después, entre la tierra y los pájaros ocurren cosas que parecen de importancia: los pájaros
no vienen a comer del comedero cuando yo
me quedo en tu casa.
Vos me contás y te creo;
ahora sé que los pájaros se ausentan en mi presencia.
Es cierto que es tarde, me despertás
porque dormí mucho más de lo debido.
No sé qué hacer con mi sueño ni
con los pájaros, quisiera que sepan que no intento
hacerles daño
que el corazón que quiero sentir latir no es el de ellos sino el mío
que no los quiero estrujar
ni sentir su palpitar entrecortado en mi mano
porque lo que debo
aunque me asuste
es sentir
de una vez
el mío.
Es cierto que me llaman esas ganas de tocar y palpar y presionar lo que vive pero
en lo más vivo de lo vivo, está el gran miedo
de matar
de que el sueño despierte incontrolable en eso soñado y casi
poseído en el instante en que la libertad
única
es morir
en la palma del que toca
para poseer lo que toca.
La culpa quizá
es la premonición de la consecuencia
de eso que haríamos con el corazón de un pájaro.
Vos me decís que soy
hermosa
y mientras abrís el alambrado
para que no me rasguñen las púas
de ese campito que alguien compró
como suyo.
Y yo en silencio me agacho y paso entre el alambre puesto ahí
para rasgar cosas vivas casi a modo
de protocolo.
Caminamos.
La sierra no tiene un nombre que me importe
pero nada amedrenta
su incendio mudo
y amablemente cruel diríase
para conmigo que trato de no notar esa voluntad de ser de la hierba
y de las cercas y de todas las demás
fronteras vivas.
Hace calor pero a tus espaldas sin que me mires me dejo
quemar
como un pájaro que no sabe
a qué distancia se desconfía.

sábado, 13 de agosto de 2011

Sobre lo imposible



Sobre lo posible. (Una copita transparente
puede pesar como una estación de tren)
Porque cuando amo, la copita me guiña
su ojo derecho, para hacerme cómplice de su transparencia.
Bajo juramento, le creo.
Pero más tarde, no puedo más que mear lo que pude tomar de ella,
aunque me resista a hacerlo.
Ninguno de los dos,
supongo,
nos soportamos llenos.


Vamos, a los tibios no se los come nadie
Pero tu garganta
Es más tibia que mis ganas de comer
Mis propias ganas de estar
Encima
Tuyo
Como un imán sin polos ni pija ni política
Hay dos
Opciones - dicen,
los que dicen que saben decir:
Mostrar la fe
Para no caerse
O caerse
para levantar la fe;
de todos modos
el subibaja era mi juego preferido
desde que la gota goteaba
o el amor
se ponía de moda

viernes, 18 de marzo de 2011

La noche es fría como los muslos de la mujer
La noche es fría como el convencimiento
La noche es fría
miente para sobrellevarse
sabe que se miente y pero sigue

viernes, 29 de octubre de 2010

Príamo



- ¿Y qué es la muerte?
- Nada más que el detenerse de ese instante que va y viene
un cambio de calle, una tela que se rasga, el murmullo 
en el que grita un silencio nuevo.           
Lo que ha sucedido 
sucederá siempre. Buscamos en el corazón 
la quietud que nos es ajena. 

- ¿Y qué nos queda, tras la muerte?

- La juventud de una negación. Por fin un destino
que escapa de nuestras manos.

domingo, 15 de agosto de 2010

Deux vies pour une seule mort


Mi casa y el silencio no son uno.

El silencio brota de algún lugar cercano a mi pecho. No lo puedo ver. No así. Porque el silencio también es blanco. Y no frío. Se siente en la quemazón prematura de los pensamientos. Como si las cosas por decir fueran los últimos soldados de una lejana retirada: viajan a paso rápido, asustan, y desaparecen.

Los árboles también callan hasta que su historia 

se lee en las vetas de sus corazones de leña.

Un día también se verán nuestras costillas, libres de corazón, blancas.

Mi casa es eso que el silencio llena.

jueves, 29 de julio de 2010


Rapaz como las horas de una tarde en una playa
de una isla pezón del océano



martes, 20 de julio de 2010



Que pueda darte paz de osario
que el polvo blanco de tu boca
se haga nube en el cieno seco del camino

Que la voracidad de tu boca
sea la hélice final
y fatal

Fracturas tan hembras
en la costura irregular de tu boca
en su esporádica hichazón de capullo
de cápsula vital
vertical y vacante y sahariana

Tu boca
último esquife de un navío obligado a no tocar orilla
o la verdad última que endurece al mar y aletarga el plazo del hundimiento

Yo la conozco como a un leprosario

¿Quién limpiará la arena de tu boca?

Nadie
Ni siquiera los todavías que se agrietan ávidos.


viernes, 16 de julio de 2010

En la ciudad del amor en los tiempos del cólera

 

puede verse cómo los días sin interrogaciones ni  paréntesis se condensan en nubes para ir a nevar quién sabe sobre quiénes y dónde.