domingo, 23 de septiembre de 2012



Simplemente van se dejan ir se sueltan
se hunden en el resumidero
se hunden sin hacer burbujas
se hunden y desaparecen
sin cumplir siquiera
el protocolo de quejarse
Pero antes de terminar de hundirse
algunos todavía flotan
sobre las cabezas del resto
y mientras flotan boquean
y mientras boquean
para no boquear por boquear
preguntan
su pregunta última:
“¿acaso no son más inútiles
los que sólo saben
echar a las cloacas
lo que es inútil?”
¡No! Responde el domador
mientras le ajusta un poco más el bozal
a una de sus bestias
¡No! Se apuran a redactar los escribanos
en una gran cláusula de cláusulas
¡No! Responden al unísono
supermercados, inversionistas y terratenientes
¡No! Responde todavía más alto
el orgullo del gerente
cuando el gerente de los gerentes
le elogia su erección de ventas
su erección ejemplo monumental
frente al aplauso enardecido
de toda la feligresía gerente
y la sonrisa mórbida
del capital
y la sonrisa mecánica
de los vendedores
que aplauden también
y con más ahínco
para disimular
su cansancio
el gran cansancio
de machacarse la dignidad
mientras depositan su cuota mensual de ventas
en el paredón del desempleo
y en secreto aguardan la quemazón
de la pólvora
alegre que los deje ir
simplemente ir, para dejarse ir, hundirse
hundirse sin hacer burbujas
hundirse sin preguntar
hundirse y desaparecer
sin dejar de cantar
sin dejar de reír
sin dejar más
que el eco de los que se van
se saben ir
el eco
de la libertad
que se oye apenas
el eco
de lo inútil
que apenas suena
a libertad.

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