lunes, 15 de septiembre de 2008

Del continente

Como astillas de mica
se desgaja piel en trocitos
y un tuétano de superficies
no acaba en lo más hondo
no acaba en un siglo
sino que decanta tras el tamiz y sobrevive
canto y sombra horizonte dulcísimo
nombres que se descaman
dolor hecho fantasma
por esta vez única
cuerpo migaja
cuerpo aliento comido y bebido
perímetro que se evapora
como la visión del rayo.


Del contenido

Es necesario estar triste
añorar la greda roja de la infancia
las amapolas espesas como amargura
es necesario
que el silencio se deslice
como una postal bajo la puerta
es necesario aún más
ser extraños
sopor
levedad
entre dicha y jazz quemándose
salir a la mañana
su luto opalino
las calles descalzas
bajo el ruido mineral de los ómnibus silbantes
los paraguas que se abren
las páginas en blanco
es necesario en principio
un secreto cristalizado
en lupa para ver
adiós
alto el sol
la señal de la distancia
huele al color de los marinos
es necesario
al fin
beberse la copa llena
(torturar, sí
torturar y torturarse...)

2 comentarios:

  1. Era necesario escribir estos poemas, ecahrlos a andar para que yo los lea. Darles la mano y decirles: aquí estoy, son ustedes muy bellos.

    Gracias. Te saludo.

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  2. No habrá sorpresa en lo que pueda decir sobre tus textos.

    Que tienen un resplandor especial; que trasuntan una gracia tenue y juguetona, como una pompa de jabón; que el lente que posan sobre el mundo revela una belleza que, acaso por mínima y cercana, solemos pasar por alto.

    Leo las palabras, pero escucho una voz y más que una voz, un susurro. Llamamos “susurro” al timbre de la voz desnudo de impostaciones, reducido a su expresión mínima y vital, que es la respiración. Dicho de otro modo: la poesía es tu manera de respirar.

    Sin sorpresas, entonces, te repito lo de siempre: ¡Seguí escribiendo, más allá del destino que escojas para tus palabras!

    Saudades.

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