El cuerpo
ese infinito de nada que una caricia ciñe
con sus finísimas cánulas de vida
el cuerpo al fin
hecho por todo lo que no es
resentimiento
ni miedo
ni esperanza
este cuerpo
como una germinación que repite
en cada semilla
su identidad
yo preparo el transcurso de sus días
porque no existe otro espíritu
Gran poema. Espontáneo, inmediato, urgente. Como poeta, me quedo y te leo.
ResponderEliminarSaludos desde Cáceres
sólo a veces, las espigas que germinan se tocan por sus puntas a merced del viento y su roce es ese espíritu inaprehensible, que apenas se percibe pero que alumbra, de alguna forma, una era sin resentimiento, miedo ni esperanza.
ResponderEliminarUn suspiro en el ciclo de la estela
ResponderEliminary la esperanza.
Mimí
Para alucinar en suspiros de ideas
Una caricia, siempre, un abrazo, como único gesto salvador de esa nada que acecha.
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