viernes, 18 de junio de 2010

Nos vemos en Maracaibo


Es así:
uno renuncia a todo y lo esperado adviene con la inevitabilidad de los domingos
ya no hay pájaros que se rían de nuestro nombre
porque nuestro nombre no existe
Lo que hay en cambio
es una libertad que salta como el candado de las prisiones
lo que hay
es un destino lumpen
un fracaso almidonado de trópico
y de esperanza inédita
Es así:
hay esas historias de amor que nos preceden posponiéndonos
hay esos estanques ambulantes que nos convocan a su quietud subversiva
a un acuerdo en ebullición
“nos vemos en Maracaibo”, digo
y los tobillos del viento son mis tobillos
ya sabés, somos los centinelas del perdurar
en el trayecto que viene y va entre las capitales del tiempo
ahí donde toda la integridad de mi tristeza
se desintegra
¿a quién le contaremos
de éste el triunfo de nuestros pasos asonantes?
Es así:
tu amor es el error del que el mío
hace su trampa
mientras los crímenes caen del cielo 

como paraguas.

2 comentarios:

  1. Me rindo una vez más al universo refulgente de tus palabras... con toda la inevitabilidad de los domingos (nos vemos en Maracaibo).

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  2. Capaz como nadie de mostrar esa línea siempre oculta como un rayo verde, esa que separa lo uno de lo otro, ya sea amor del desamor, alegría del dolor, ser del no ser...esa línea en absoluto recta, de trazo curvo y caprichoso y grosor variable entre la que oscilamos las personas casi siempre sin darnos cuenta de dónde estamos.
    Maravilloso leerte, Manuela. Una vez más.

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