
Y sabré distraerme del mundo que sucede
bucólico y errante
en el semillero de tu voz
en tu mirada que me codicia
como a un ave que se acerca
siempre y nunca lo suficiente
decirte en silencio
a diario
un poema que sepa morir
de paciencia y temblor
un poema casto como una caverna
que se guarda a sí misma
para que descanses
distraerme de tanta pena y templanza
del eco turbio de mi brevedad
en las líneas de tus manos
que recorro y pueblo de palabras
como un pez plateado
hacia la muerte distraerme
desterrarme
en tu luz que flamea como una manta
que expande cada instante en rías de espuma
Oírte
como a un manojo de fuegos
como a una mentira crepitante
que se comba sobre almohadones de libertad borracha
y enturbia la atmósfera de labios
y exprime el zumo de mi desnudez
Tocarte
como a la mampara en que rebota mi ausencia
el cuerpo abierto
herido de luz sobre tu sombra.